"Siento que he traicionado a mi patria.” Esas son las palabras que recuerdo dijo mi mamá en la oficina del abogado después de su juramentación para convertirse en ciudadana panameña. Yo tenía alrededor de 5 años. Su historia me recuerda a la del Rey Eduardo VIII quien abdicara a su trono para casarse con su amante Wallis Simpson. Mi mamá siguiendo lo que el corazón le dictaba deja su querida Costa Rica para radicarse permanentemente en lo que se convertiría su nueva patria.
Mi mamá y mi papá |
Tuve el privilegio de conocer a "Doña Margarita" 6 meses antes de que ella cumpliera 30 años y el mismo día en que ella marcara un hito en su vida al dar a luz a su bebé número 6. Como pueden ver me perdí los primeros 33 años de su vida contando los primeros 3 de la mía ya que no recuerdo mucho de lo que aconteció en ese tiempo. Afortunadamente, y quizás en la lucha por mantener su identidad, mi mamá continuamente nos contaba historia de su niñez y su vida privilegiada en Costa Rica. A través de sus historias llegamos a conocer, respetar y admirar a nuestro abuelo materno quien murió cuando mi mamá tenía 17 años, si mal no recuerdo. Aunque creo que ninguno de sus nietos lo llegó a conocer, él tuvo una profunda influencia en toda la familia Echeverría. Tanto así que segundas y terceras generaciones llevan su nombre; ya sea Víctor, Victoria, Emilio o Emilia. Víctor Emilio, el justo patriarca con mirada inflexible que en un momento u otro algunos de nosotros llegamos a sentirla mirándonos fijamente al ver la fotografía que cada uno de sus hijos mantenían en un lugar especial a la vista de todos. Creo que hasta mi papá actuaba con mesura frente a su retrato.
Mis recuerdos más tempranos toman lugar en la cocina de nuestra casa donde mi mamá preparaba absolutamente todo lo que comíamos; el pan, las mermeladas, comida internacional; cakes; empanadas, incluso el kétchup y confites como se le llama en Panamá a los caramelos. Lo único que no recuerdo que mi mamá preparara fue comida panameña. Para comer comida panameña teníamos que ir a la casa de mi abuelita paterna. Yo, como buena aficionada a la comida local, a los 14 años implementé la estrategia de cambiar mi plato de comida (a través de la cerca del patio de la casa) por el de comida panameña de mi amiguita Margie a quien le encantaba la cocina internacional de mi mamá. Tengo tantos recuerdos que me hacen sentir de vuelta en casa. Si cierro los ojos me puedo transportar a una de las tantas tardes lluviosas en Panamá…puedo oler el pan recién horneado y el delicioso chocolate caliente que ella preparaba cuando llovía…también puedo escuchar la voz de “Tres Patines” en el fondo y ver a mi papá sentándose a la mesa sin quitarle el ojo a la televisión para no perderse pie ni pisada de “La Tremenda Corte.”
Bianka, Carolina y mi mamá en la cocina |
Mi mamá. Yo la describiría como la versión latina de Amy Vanderbilt; en verdad toda una autoridad en etiqueta social y buenas costumbres…y nosotros sus pupilos. En cada oportunidad posible ella nos instruía para que observáramos buenos modales. Todavía recuerdo verla tan indignada regresando a la casa después de un evento social ya que la anfitriona de la fiesta sostenía un cuchillo en la mano al servir el postre y apuntaba con éste mientras conversaba con los invitados de honor. Por su puesto que ella no dejó pasar esta oportunidad para reforzar sus enseñanzas y asegurarse que ninguno de sus hijos haría semejante atrocidad o como en buen panameño se diría “semejante salvajada.”
También la podría llamar la Martha Stewart Costarricense. Ella fue capaz de hacer el más complicado cake de bodas, lo cual hizo para cada uno de sus hijos incluyendo la obra maestra para la boda de oros de mis abuelos. Ella misma cosió y bordó en forma espectacular cada sabanilla y camisita que Nene usó cuando era bebé. Nos hizo nuestra ropa, las cortinas de la casa, los arreglos florales, las tarjetas para eventos sociales, mientras hombro a hombro al lado de mi papá trabajaba en el sector público para darnos todo lo que necesitábamos. Siempre estuvo a nuestro lado tratando de bajarnos la fiebre, o sólo dándonos cariño y haciéndonos sentir especial. Esa es la mamá que se me viene a la mente.
Me quito el sombrero en honor a mi mamá. Por mi propia experiencia sé que no es fácil dejar a la familia y al sistema de apoyo que teníamos para seguir a nuestra estrella polar (bueno, polar en mi caso y ecuatorial en el de mi mamá…jajá). Hay tantas cosas que puedo decir de ella, pero hay muchas más que me gustaría escuchar. Ojalá que cada uno de sus hijos y quien la conozca deje un mensaje en este blog con sus propias historias. Besos.
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ResponderEliminarZully, que lindo blog, esto me ha recordado una conversación que tuve esta mañana con Carlitos, mientras íbamos al Cause Way, él me decía que es muy feliz cuando la familia se reune en Chitré en las fiestas y que tiene temor que ésto desaparezca con el tiempo y cada uno vaya por su lado. Le comenté que eso pensábamos nosotras cuando estábamos pequeñas y es cierto que esto sucede, cada uno de nosotros tiene su vida y vivimos algunos muy distantes de otros, pero que viera que todos nos comunicamos y nos mantenemos en contacto y todos los primos se quieren, así que esa unión no acabará. Te felicito por tu iniciativa.
ResponderEliminarBesitos, Sonia.
Zully, aqui estoy leyendo tu blog y con mucha ilucion espero tu blog de mañana a ver que cuento nuevo/viejo nos escribis! Por cierto primita lo de etiquita/modales eso viene de nuestro abuelo, Victor Emilio! Segun mi mama el era super estricto y especialmente con los varones en la mesa, y utilizaba un timbre para que la sirviente le sirveran adecuado a como tenian que traer la comida! Tantos cuentos, que uno se transporta a ese tiempo y se lo imagina como era! Un besote primita, Isabel
ResponderEliminarEstoy de acuerdo Isa!!! Son las mismas historias que nos contaba mi mamá también!!! Ligia
ResponderEliminarYa se me habia olvidado cuando tu y Margie se intercambiaban la comida, jaja. Tu siempre fuiste mas de comida internacional, papas fritas o sandwich o hamburguesas, por eso te casaste con gringo creo....voy a ver si este mensaje sale....
ResponderEliminarBuenas clases de etiqueta nos enseñaron nuestras madres... Desde cómo comportarse en la mesa, hasta como utilizar los cubiertos, platos y copas... Me trae muy buenos recuerdos tu historia querida primita!!! Luis Alfonso
ResponderEliminarNo pude ir al quinceanos de Biankita...pero vivi todo a traves de las fotos y los cuentos en el telefono....ahora estoy pensando ir a Panama...ojala sea el otro mes....las fotos estan quedando bonitas con los comentarios que le vas haciendo....muy lindo....Olguita
ResponderEliminarPor cierto, me acorde que hoy cumple anos el amigo de nosotros JOrge Jimenez....voy a ver si lo encuentro en FB, jajajaja el que nos regalo a Chichi, la pastor aleman....Olguita
ResponderEliminarGracias a todos por sus comentarios, eso me motiva a seguir escribiendo. Olguita que super memoria tienes. Nosotros nos divertimos mucho en el quinceaños de Biankita, pero de verdad se sintió el vacío porque tú no estuviste allí. Qué bueno que estés planeando ir a Panama. Nosotros esperamos ir esta años también. Estamos en lo de renovar los pasaportes que se nos han vecidos a todos.
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